La Paciencia de Samuel
Había una vez un niño llamado Samuel que vivía en un pequeño pueblo rodeado de campos y montañas.
Samuel era muy impaciente; quería que todo sucediera rápidamente.
Si plantaba una semilla, quería que floreciera al día siguiente.
Si empezaba un libro, quería llegar al final en una tarde.
Su abuelo, que vivía con ellos, siempre le decía: "Samuel, las cosas buenas toman tiempo".
Un día, Samuel decidió que quería construir una casita en el árbol que estaba en el patio de su casa. Era un roble grande y robusto, perfecto para una casa en el árbol.
Le pidió ayuda a su abuelo, y juntos hicieron un plan.
El abuelo le explicó que necesitarían varios días para terminar la casita, ya que primero debían recolectar materiales, luego construir la base, las paredes y finalmente, el techo.
Samuel no estaba contento con la idea de esperar, pero aceptó la ayuda de su abuelo. Empezaron por recolectar madera del bosque cercano.
Mientras trabajaban, su abuelo le enseñó sobre los diferentes tipos de árboles y cómo elegir la madera adecuada. Samuel aprendió que algunas maderas eran demasiado frágiles y otras demasiado pesadas.
Después de varios días de trabajo duro, finalmente habían reunido suficiente madera. Luego, comenzaron a construir la base de la casa en el árbol.
Samuel quería terminar rápido, pero su abuelo le recordaba que debían hacer un trabajo sólido y seguro.
Día tras día, trabajaban juntos, midiendo, cortando y ensamblando la madera.
Un día, mientras estaban trabajando, comenzó a llover.
Samuel estaba frustrado; quería continuar, pero su abuelo le dijo que la lluvia podría arruinar la madera y el trabajo que ya habían hecho.
Samuel se dio cuenta de que tenía que ser paciente una vez más y esperar a que el clima mejorara.
Finalmente, después de varias semanas de trabajo, la casita en el árbol estaba terminada.
Era un lugar hermoso y seguro, con una pequeña ventana y una puerta.
Samuel estaba muy orgulloso de lo que habían logrado.
Se sentó con su abuelo en la casita y le dijo: "Abuelo, ahora entiendo lo que querías decir. Las cosas buenas realmente toman tiempo".
El abuelo sonrió y respondió: "Sí, Samuel. Cuando te tomas el tiempo para hacer las cosas bien, el resultado es siempre mejor".
Moraleja: La paciencia y el esfuerzo constante dan frutos más satisfactorios y duraderos. Las cosas buenas en la vida a menudo requieren tiempo y dedicación para lograrse.
Esperamos que te haya gustado La Paciencia de Samuel. Última revisión en 2024
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